Siempre buscando una inspiración incapaz de resurgir más allá del pasado y del dolor...
Con las manos frías me aventuro una vez más a mirar hacia dentro, a buscar el porqué de la vida y de cada circunstancia...
Yo también tengo miedo. Miedo a avanzar dejando atrás el último paso que di. Pero decidí una vez más soltar los hilos que me conducen hacia no sé dónde, aunque tampoco me importa, no es importante el dónde, lo importante es cuánto pase en el camino y qué quiero encontrar al llegar a mi destino.
Destino. Esa palabra que usamos con tanta frecuencia, que nos da tanto miedo, que nos preocupa más de lo que debería... El destino no es más que cada paso al caminar, cada flor que encontramos llena de color, esa piedra con la que tropezamos en el sendero. De ambas cosas, la más bella de todas es sin duda la piedra, la que nos hace sentir el dolor, la frustración, el miedo, la rabia, todo aquello que para seguir adelante debemos expresar, debemos superar, pero nunca esquivar. Y seguimos caminando, y recordamos esa piedra con ternura, pues a pesar del daño que pudo provocarnos en nuestro caminar constante, nos hizo aprender, nos hizo sentir.
Si no hemos experimentado el dolor, jamás seremos capaces de descubrir lo maravilloso del amor, si no nos hemos caído, jamás sentiremos la necesidad de levantarnos, si no hemos secado lágrimas; ¿cómo podremos disfrutar con cada sonrisa?
Nos aventuramos a despreciar la vida, inconscientemente, por una simple piedra o por la facilidad de caminar siempre en un terreno llano...
Es tan necesario el miedo como el olvido, son necesarias las lágrimas y las sonrisas, la noche y el día, lo blanco y lo negro, siempre sacando el lado más profundo y transparente de cada uno, pues sería imposible disfrutar de cada uno de ellos por separado, pues tan ligadas están la vida y la muerte, que morir en vida no nos dejará disfrutar de ninguna de ellas...
Entonces, si la vida es un camino lleno de flores, piedras, nubes, sol, tierra, agua, sentimientos, momentos, gente, alegría, tristeza, sonrisas, llantos, encuentros, despedidas,paz, amor... ¿Para qué llegar al final del sendero sin apenas habernos dado cuenta de que todos caminaban de la mano?